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Poesia Sefardi y Jarshas

Poesia Sefardi y Jarshas

Vino mio, kerido de mi korason

El bokalito de vino
de un borachon
kuantos buenos me sos
tu, bokal mío yeno
amado mas ke mi ermano
a mi tos
amahas
a mi boz
aklaras
no dehas
ni yoros
ni ansias
sos mi amigo
i mi grande abrigo
kuando tu vino es ermozo
i kuando mi korason se aze gostoso
un medjidie vale kada gotika i gotika
una lira vale kada kopika i kopika
todo tiempo ke yo esto i vo a bibir
de ti no me vo nunka despartir
i te vo guardar dientro mi pecho
komo un grande provecho
vino mio el mi kerido
no me tomes el sentido
estate bien kontente
segun yo esto alegre

A. n. Giat (Bengiat) Telégrafo, edision de martes, 5649 (1888/89) Para apreciarlo en toda su belleza es preferible imprimirlo en forma de botella pues así se aprecia toda su “forma”.

Pongo en seguida mi propia versión castellana, pidiendo perdón por posibles errores:

 

 

 

 

 

 

Vino mío, querido de mi corazón

Cantarito de vino de
un borrachón
cuántas bondades
me das
tú, cántaro mío, lleno
más amado que mi hermano
mi tos
alivias
mi voz
aclaras
no dejas
ni llantos
ni ansias
eres mi amigo
y mi grande amigo
cuando tu vino es bueno
y cuando mi corazón está gozoso
una medalla de gloria vale cada gotita
una lira vale cada copita y copita
todo el tiempo que viva y viviré
de ti nunca me separaré
y te voy a guardar dentro de mi pecho
como un grande provecho
vino mío querido
no me turbes el sentido
sé bueno y conténte con mesura
acorde con mi estado de alegría

Versión castellana: Carlos Vidales
(Sujeta a eventuales correcciones)

Se tradujo “medjidie” como “medalla de gloria”, aunque en realidad es la medalla de una importante orden militar y honorífica turca, considerada en la cultura popular de la época como de valor excepcional. “Una lira” parece aludir al instrumento musical, que simboliza la música celestial. Vale. CV. Estocolmo, 2010-10-24.

Esta pequeña joya de la poesía judeo-española, escrita en la forma conocida como “caligrama”, es una hermosa muestra de la inocente frescura de la poesía sefardí. Aunque el poema es muy antiguo, posiblemente anterior al siglo XVI, fue publicado en España en 1888. En el cancionero sefardí, pertenece al grupo de las “cansiones de borachon” (canciones de borracho, o de borrachera), muy comunes en bares y cantinas. He agregado de mi propia cuenta, en mi pobre sefardí, el título. Vale.

Dicen que lo verde 

no vale nada,

y este nuestro novio

lo trae a gala.

Jugaba la novia

con su velado,

y en el primer juego

le dio un abrazo

lo trae a gala.

Jugaba la novia

con su marido,

y en el primer juego

le dio el anillo.

Jugaba la novia

con su marido,

y en el primer juego

le dio en el alma.

DOS:

Parióme mi madre

una noche oscura,

poníme por nombre

niña y sin fortuna.

Ya crecen las hierbas

y dan amarillo;

triste mi corazón,

vive con sospiro.

Ya crecen las hierbas

y dan de colores;

triste nací yo,

vivo con dolores.

En 1990, 498 años después de su expulsión de España, las Comunidades Sefardíesrecibieron el Premio Príncipe de Asturias de la ConcordiaEl acta del jurado del aquel premio las reconocía, saldando así una deuda histórica, como “parte entrañable de la gran familia hispánica, que salieron de la Península Ibérica hace quinientos años con las llaves de sus casas en las manos“. Y concluía: “Lejos de su tierra, los sefardíes se convirtieron en una España itinerante, que ha conservado con inigualable celo el legado cultural y lingüístico de sus antepasados”. En el discurso de agradecimiento, pronunciado en judeo-cristiano, el doctor Solomon Gaón dijo: “De todas las Diasporas en qualas bivian dispersos el pueblo de Israel solamente in Espania se creo una epoca de oro. No komo in las otras Diasporas, en Espania los Djidios no eran considerados como una menoría estranjera pero como una parte integral y buen integrada en el país Iberiano”.

Los cantares sefardíes son una parte de la herencia literaria de aquella eda de oro. La cultura popular sefardí se compone de un buen número de canciones líricas desaparecidas en España que, si bien remiten a temas propiamente judíos, beben de la misma tradición que los romances españoles, conservando la técnica y parte de la temática. Un gran número de estas composiciones han podido ser rescatadas gracias a la ingente tarea de arqueología filológica, y también, cómo no, al celo de los propios sefardíes -muy especialmente las mujeres- que a principios del siglo XX se convirtieron en “notarias de la tradición, dejando constancia por escrito de la literatura de tradición oral“.

 

 

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